Cían
Su talón de Aquiles era casi lo mismo que su peor fantasma del pasado. Aquel fatídico año entró septiembre con sabor a tempestad . Empezó con una de las peores noticias que se le podían dar en aquel momento: la lucecita de la impresora que llamaba la atención sobre la falta de tinta cían se había encendido en un amenazador color rojo. Él, que había estado escuchando todos los días las noticias religiosamente a la hora de la cena, salió en batín de casa y zapatillas a la calle en una carrera frenética hasta una pequeña librería que había a dos esquinas de su edificio. La última vez que la había visto abierta tenían puesto un cartel enorme anunciando un cierre próximo, nadie compraba ya en los negocios locales. A punto estuvo de caerse cuatro veces en los pocos metros que lo separaban de la puerta de aquel negocio. Seguía abierto, miró la fecha en su reloj para comprobar en un suspiro que darían su cierre definitivo al día siguiente y entró con el sudor resbalándole por la frente. Si...