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Mostrando entradas de noviembre, 2020

La dulce venganza

Estaba harta, su trabajo de fin de máster le estaba consumiendo la vida con la rapidez de un pestañeo y a la vez con una parsimonia casi inaudita. Debería haber elegido otro tema, estudiar los distintos felino s del planeta, entonces podría centrarse en morirse de aburrimiento observando a su gato Sir Bigotes III. ¿Hablarían todos los gatos el mismo idioma? ¿Tenían acentos? ¿Era lo mismo un ‘ miau ’ que un ‘meow’ o los gatos británicos serían mucho más estirados que los españoles? No tenía claro que ninguno de esos desvaríos le fuese a dar más frutos como investigación, lo único que sabía a ciencia cierta era que en la asignación aleatoria le había tocado una de las peores ramas de la entomología y no podía con ella. Más le valía rezar para que el trabajo se hiciera solo. Salió de su habitación con paso apurado, bajar a la cocina a por comida y algo de beber era la excusa perfecta para alejarse de aquellos archivos y documentos que la estaban volviendo loca, ¿acaso los autores de a...

Cuestión de apetito

Hacía tiempo que Gladius no se veía en una situación tan peliaguda como aquella. Llevaba varios días deambulando bajo la lluvia y embarrándose por culpa del lodo . Aquella tormenta se le estaba antojando infinita . Sabía que lo mejor sería buscar un refugio, pero aquel bosque parecía haberlo embrujado y no era capaz de salir de allí. El agua era una terrible molestia, se le acumulaba sobre los ojos, le nublaba la vista y tenía que sacudir la cabeza una y otra vez para deshacerse de ella. Era todo un fastidio. Sin embargo, no había ni un solo pensamiento dentro de él que le obligase —o le aconsejase, al menos— que buscase un lugar bajo el que parapetarse. Al contrario de lo que la razón y la coherencia podrían haberle indicado —quizá en un universo paralelo—, Gladius se detuvo en el medio de un claro y se acurrucó entre un puñado de margaritas empapadas. Estaba cansado, llevaba mucho tiempo cansado. El sol, ya escondido detrás de las nubes, empezaba a ocultarse también detrás de las ...

De cartas y brasas

Estaba cansada del ácido desoxirribonucleico , de la timina, de la citosina y de todo lo que aparecía en el libro de texto que tenía delante. Estaba harta de fingir ser una persona normal. Salió de la cama en la que llevaba toda la noche preparando un examen que creía más que perdido, a pesar de que las mantas se negaban a dejarla escapar. Descubrió el amanecer  en cuanto subió la persiana , todavía era demasiado temprano. Un suspiro resignado la acompañó hasta la puerta. Cuando entró en la cocina descubrió que su padre se había olvidado el bocadillo de chorizo  sobre la encimera, el olor le llegaba a través del papel de aluminio. Mentiría si dijera que no le repugnaba la comida de los humanos comunes. La carta que había llegado hacía una semana seguía también sobre la mesa. Su contenido le despertaba una inmensa pereza, el Consejo había decidido vetarla de la próxima misión debido al accidente que ella había provocado hacía un mes. Aquel asunto de fantasmas  se le habí...